Sistema electoral: Listas abiertas y listas cerradas

En el anterior artículo habíamos hablado de los sistemas electorales proporcionales y mayoritarios. En el presente, voy a exponer las distintas formas de presentar las candidaturas: listas cerradas y listas abiertas.

En España, tenemos un sistema de listas cerradas en las elecciones al Congreso de los Diputados. Esto es: el elector no vota a una persona sino a una lista de personas. Cada partido presenta una lista con sus candidatos, ordenada por orden de preferencia, en cada circunscripción y el votante puede elegir entre la lista del partido A, la lista del partido B o la del C. Una vez hecho el recuento y dilucidado cuántos diputados corresponden a cada partido, los elegidos son los de la lista empezando por el primero: Si el partido A ha tenido cinco diputados por esa circunscripción; el B, tres y el C, uno, se convierten en diputados los cinco primeros de la lista de A, los tres primeros de la lista de B y el primero de la lista de C.

Este sistema presenta un gran déficit democrático porque deja buena parte de la elección en manos de quien elabora las listas. El elector tiene muy pocos matices que dar a su voto, no vota para elegir que persona le representará sino que partido le representará. El diputado está totalmente desvinculado de sus votantes ya que a quien tiene que agradecer su cargo es a su partido y no a los electores; ergo la lealtad es hacia el jefe de filas de su partido. Entrar en esas listas es un privilegio que concede el partido con el consiguiente clientelismo para acceder a ellas.

¿Cuáles son las consecuencias visibles de las listas cerradas? Que entre el poder ejecutivo y el legislativo hay una relación de identidad. O pero aún: el parlamento es simplemente el sello que se pone en decisiones que se toman fuera ya que la férrea disciplina de partido anula cualquier debate y lo reduce todo a pura aritmética. No tenemos un parlamento real. Los escaños están llenos de personas inútiles y sin preparación alguna. No importa. A fin de cuentas tan solo hay que apretar el botón que te diga tu jefe de filas. Es lo único que se exige para entrar en las listas.

¿Qué son, pues, las listas abiertas? Hay varios modelos de listas abiertas. En España, los senadores se eligen por listas abiertas. Cada partido presenta su lista, pero el elector vota a la persona o personas que quiera de esa lista (al menos en teoría, porque lo común es votar a todos los de la lista del partido por el que vota al Congreso, lo cual es muy triste). Hay otros modelos, como los diputados de distrito típicos de las democracias anglosajonas. En resumen: tener listas abiertas consiste en que yo — elector — pueda elegir directamente a mi representante, por su nombre y apellido y no a través de un partido.

La primera consecuencia de las listas abiertas es que los partidos como tales pierden un gran poder. La disciplina de voto no puede ser estricta, ya que el diputado se debe principalmente a sus votantes y mucho menos al partido. En algunos casos puede ser imposible establecer ningún tipo de disciplina de voto. Un ejemplo de esto último que acabo de decir (y me resultó chocante) fue cuando Tony Blair sacó adelante la guerra de Irak con los votos de la oposición ya que buena parte de los diputados de su partido se opuso a ella.

Otra consecuencia de tener listas abiertas es que se abren enormes posibilidades de que personas independientes sean elegidas. Esto en España es impensable.

En resumen: las listas abiertas dignifican el parlamento, limitan el alcance de la partitocracia, dan mayores matices al voto de los ciudadanos, mejoran la representación en tanto que el diputado debe cuidar de su electorado por la cuenta que le trae y enriquece la democracia con la participación de independientes.

Addendum

Hay una campaña de recogida de firmas por las listas abiertas en firmasonline.com